lunes, 12 de septiembre de 2011

De barbas y conquistas mundiales

(A propósito de la convocatoria de Diego Villar a la selección argentina, este cuento lo escribí hace dos años, cuando Alfio Basile dirigía la Albiceleste. Tiene varias referencias de esa época, pero la idea central sigue vigente: el fútbol necesita más barbudos, sobre todo la Selección).
Diego Villar, el último barbudo. / Foto Ovación

El mundo había dejado de girar por unas horas. No nos importaba nada de lo que pudiese pasar afuera de esas cuatro paredes. El Bardo estaba muy serio, muy concentrado, sólo tomaba su ferné y miraba el mapa. Yo estaba por realizar mi jugada clave para lanzarme camino a la victoria. El Chope analizaba cómo iba a defenderse de mi furibundo ataque. Nada más nos importaba. Sólo queríamos conquistar el mundo. Señalé de qué país a qué país atacaría. El Chope cerró los ojos y me dijo que después de tirar los dados me reventaría la botella en la cabeza. Tiré los dados y experimenté esa sensación de poder mezclada con azar que sólo el TEG te puede regalar. Saqué dos unos y un dos. El Chope casi se muere de risa. El Bardo, ajeno al trascendental momento, parecía estar en otra guerra, en otra dimensión.